Cuando los sueños se cumplen
El pasado 30 de Enero se vivió en San Mamés un hito cuando casi 50.000 personas asistieron a ver el partido de las chicas del Athletic contra el Atlético de Madrid, un record que ponía al deporte femenino en el lugar que se merece. Una parte fundamental de la plantilla del equipo bilbaíno es Nekane Díez, una jugadora de Santutxu que, tras doce temporadas como rojiblanca, lo ha vivido casi todo en el mundo del fútbol. Como no podía ser de otra forma, teníamos que acercamos a Lezama para conocerla y saber cómo vivió ella este día tan especial, después de 12 años en el Athletic, donde ha podido cumplir el sueño de jugar en el equipo de su vida.
Para empezar, ¿qué sientes si te digo “30 de enero de 2019”?
El partido contra el Atlético de Madrid en San Mamés… pues siento orgullo, la verdad. Sí que habíamos oído que la gente se estaba animando y que el club estaba empujando para que se supiera que jugábamos. Pensábamos que iba a haber gente, pero no que iba a haber tantísima gente… y encima animando tanto, en un día de frío y lluvia. Fue increíble, al final te empujan a correr mucho más y fue algo que nunca se nos va a olvidar porque, si jugar en San Mamés ya es un orgullo, imagínate hacerlo ante tantísima gente. Sin duda, fue uno de los días clave en mi etapa con el Athletic.
…Y una manera de reivindicar el fútbol femenino y dejar claro que estáis ahí ¿no?
Sí, pero hay que tener los pies en el suelo porque, si todas las semanas jugáramos en San Mamés, dudo mucho de que hubiera tanto público. Está claro que fue un partido que atrajo a mucha gente a vernos, e incluso eso hizo que el fin de semana siguiente mucha gente viniera también a Lezama pero, como te digo, hay que ser conscientes de dónde estamos y dar pasos poco a poco pero que sean firmes.
En ese sentido, el Athletic sí que parece estar dando pasos ya que, hasta hace prácticamente cuatro días, ni siquiera erais profesionales…
Sí, yo creo que este es nuestro tercer año como profesionales y está claro que el club cada año va empujando un poco más para que esto crezca y, por eso, nosotras tenemos que devolverles todo lo que nos dan.
¿Os queda la espinita de no haber podido redondear la noche con una victoria?
Sí, pero ellas también juegan y les salió un buen partido, sobre todo a la portera, que nos dijo que no había parado tanto en su vida. La verdad es que las jugadoras del Atlético nos dijeron que, para ellas, también había sido un subidón porque, aunque juegan en el Wanda, nunca han jugado delante de tanta gente… ojalá algún día consigan hacerlo porque eso será bueno para el fútbol femenino, pero pienso que Bilbao es diferente y aquí la gente empuja más y espero que esto se pueda repetir pronto.
Centrándonos en ti, ¿cómo entra en ti ese “veneno” del fútbol?
Pues ama siempre dice que yo estaba con el balón hasta dentro de la cuna (risas). Cuando era pequeña hice de todo: baloncesto, natación, gimnasia rítmica, balonmano y, por supuesto, fútbol y la verdad es que en todo disfrutaba y competía. Pero, cuando llega el momento de elegir, tuve claro que el fútbol era lo que más me gustaba y decidí federarme. A partir de ahí todo fue muy rápido y en etapas muy cortas: de Fútbol 8 a Fútbol 11, territorial, nacional y súper liga…
¿En qué equipos has jugado?
Empecé en el Dunboa de Irun, después pasé al Real Unión y luego me fui al Mariño, donde ganamos la liga nacional, ya de ahí vine al Athletic, donde llevo desde los 15 años y esta es mi 12ª temporada.
¿Ha cambiado mucho el fútbol femenino desde que tú empezaste?
El fútbol ha evolucionado muchísimo, no sólo en la visibilidad que tiene ahora, sino también en la forma de jugar. Yo, cuando empecé, el fútbol era mucho más directo y ahora es más combinativo; también han cambiado muchísimo las instalaciones ya que, hace doce años cuando llegué, Lezama no tenía nada que ver con lo que es ahora. Además, ahora vienen generaciones de atrás muy fuertes y está muy bien poder enseñar lo que tú has aprendido en estos doce años a la gente joven que viene y seguir aprendiendo, porque ves que cometen los mismos errores que tú cuando eras como ellas.
Supongo que tú también tendrías tus referentes dentro del vestuario cuando llegaste al Athletic…
Sí, claro, yo tenía, por ejemplo, a Arrate Orueta y a Tzibi, que me hacían como de madres (risas), y ahora son mis amigas.
¿Quiénes han sido tus ídolos futbolísticos?
Siempre me gustó mucho Thierry Henry y, cuando fui creciendo, mi ídolo era Iraia así que, luego, cuando llegué aquí, fue increíble poder jugar con ella, con Arrate Orueta, Itzi Gurrutxaga, Tzibi, Eba Ferreira… los primeros días era como “¿dónde me he metido?”. Pero la verdad es que aquellos años aprendí muchísimo de ellas y, sobre todo, de Iñigo Juaristi, que fue el que me trajo aquí y el que siempre ha estado ahí conmigo hasta el día de hoy, que todavía me sigue dando consejos… la verdad es que he tenido la suerte de coincidir con gente muy top del fútbol femenino.
Me hablas de aquella gran generación en la que había una diferencia abismal entre el Athletic y el resto de equipos, algo que no sucede hoy en día, ¿cuál crees que ha sido la clave para que todo se haya igualado en tan pocos años?
Yo creo que la situación ha sido similar a la del fútbol masculino, donde el Athletic también era el mejor hasta que los demás empezaron a invertir dinero. Creo que esto ha sido igual, porque cuando no había tanto dinero, los equipos humildes estábamos ahí arriba pero, una vez que empiezan a invertir, equipos como el Barcelona y el Atlético empiezan a subir y las demás nos quedamos intentando empujar con lo que tenemos. Eso también es lo que hace que la liga sea más competitiva, porque hace doce años, en cada partido, metíamos 7 goles, algo que ahora es impensable.
¿Cómo definirías tu forma de jugar?
Yo creo que mi forma de jugar cambió a partir de la lesión de cruzado. Antes era una jugadora más rápida y que aprovechaba mucho los espacios para hacer desmarques y creo que también era más floja tácticamente y, con el tiempo, creo que he madurado y noto que ahora me paro más para fijarme y meter el pase al hueco. Después de una lesión de cruzado siempre cuesta recuperar la chispa y la velocidad, pero este año estoy mucho mejor físicamente y espero que mi juego vuelva a ser el que era.
¿Fue muy duro pasar por una lesión tan grave?
Mucho, porque fueron nueve meses sin jugar. Yo llevo desde los 15 años aquí y, lo que más me gusta hacer en el mundo es jugar al fútbol; además, no vivo con mis padres porque ellos viven en Irun y los primeros meses necesitas mucho apoyo y aquí estuvo mi ama conmigo… pero, sobre todo, los tres primeros meses son horrorosos y luego la recuperación es durísima. No obstante, también saco cosas positivas de aquello, como poder hacer cosas que, normalmente, no puedes hacer, como ir a visitar a mi hermano, que en ese momento vivía en Austria… realmente, vives de otra manera el fútbol y tuve el tiempo que no había podido tener desde los 15 años.
¿Ha sido ese el momento más duro que recuerdas como futbolista?
Como te digo, fue muy duro y, al final, es ley de vida porque lesionarse es parte del fútbol, pero lo pasé peor con las finales de copa perdidas, que creo que me golpearon más que la lesión… de esos palos no te recuperas porque te queda esa espinita clavada, pero ahora tenemos un gran equipo y ojalá podamos conseguir pronto cosas importantes.
Y hablando de lo bueno, ¿cuál es el mejor momento que recuerdas desde que empezaste?
No recuerdo un momento concreto porque el fútbol es mucho de altibajos. Sí que hubo una temporada que metí 25 goles y estuve muy a gusto y, a lo mejor, podría decir que ese fue mi mejor momento, pero esto va por rachas. Y en cuanto a recuerdos bonitos, tengo muchísimos, como el día de mi debut con el Athletic en un partido de champions con 15 años, metiendo gol… el debut soñado, también recuerdo la primera vez que jugué en San Mamés porque es el estadio de mi vida, el título de liga, el partido del otro día contra el Atlético… hay muchos buenos recuerdos.
¿Es importante que las niñas vean vuestro ejemplo para animarse a empezar a jugar a fútbol?
Jugar a fútbol, o seguir jugando después de determinadas edades, todavía es complicado, aunque tienen más facilidades que las que nosotras tuvimos. Pero yo siempre digo que, si tienes un sueño tienes que perseguirlo porque se puede cumplir… mi sueño era jugar con el Athletic y conseguir un título aquí y lo he conseguido; pero, incluso si no consigues cumplirlo, seguro que en ese camino de perseguir tu sueño, vas a encontrar algo que te va a dar alguna alegría y te va a hacer feliz.
Supongo que, en ese camino, es fundamental el apoyo de la familia…
Es imprescindible. Para mí, la familia es lo primero, son los que siempre están ahí dándome ánimos cuando acaba un partido después de perder 3-0 o poniéndome los pies en el suelo después de ganar. Cuando llegué a Bilbao, recuerdo que llamaba a mi ama todas las noches llorando porque estaba fuera de casa y tampoco jugaba mucho y ella siempre me decía “sigue trabajando y peleando porque este es tu sueño y, al final, llegará tu recompensa”… ¡y tanto que llegó!
Comments: no replies