Carmen Carrón. Concejala del Partido Popular en el Ayuntamiento de Bilbao
Carmen entró en política en unos años difíciles como una manera de intentar cambiar la situación que, en aquellos tiempos, se vivía en Euskadi. Comenzó como concejal en Derio, el pueblo donde se crió y, tras una temporada en Juntas generales, tuvo la oportunidad de entrar en las listas del Partido Popular para las últimas elecciones municipales en Bilbao.
¿Cuáles son tus primeros recuerdos en el mundo de la política?
No me gusta demasiado hablar de cómo empiezo porque no es por motivos agradables. Yo estaba en 1996 en la universidad haciendo derecho y, a raíz del asesinato de Gregorio Ordoñez, fui una de las muchas personas del partido que decidimos dar un paso adelante y decir “esto no puede ser” porque la cosa estaba fatal y queríamos intentar hacer algo. Como estoy volcada en los estudios, en aquel momento no puedo hacer gran cosa más que afiliarme a nuevas generaciones del partido e ir a manifestaciones, como las de Miguel Ángel Blanco, para dejar claro que no estábamos de acuerdo con lo que estaba haciendo la banda terrorista ETA. Hasta las elecciones autonómicas de 1998, que es cuando los partidos necesitan más gente y ya puedo implicarme más y participar más activamente y es cuando me empieza a picar el gusanillo y me empiezo a meter en este mundo. Se da la circunstancia de que yo crecí en Derio y en 1999 me ofrecen ir allí de concejal en unos años muy duros. Nunca habíamos tenido un concejal en Derio y en aquel momento yo doy el paso igual que otros compañeros en otros lugares. Pero yo siempre digo que, si no hubiera sido vasca, a lo mejor no habría entrado nunca en política, ya que yo entré un poco por rebeldía contra una situación que no me parecía razonable; otra cosa es que luego te metas ahí y te guste, como me pasó a mí, porque yo creo que el servicio público puede ser muy gratificante.
A partir de aquella primera experiencia ¿qué otros cargos institucionales has desempeñado?
Estuve durante dos legislaturas como concejal en Derio y la segunda ya la compagino con Juntas generales, donde estoy tres legislaturas desde el 2003 hasta que, en estas últimas elecciones municipales, me ofrecen presentarme en las listas por Bilbao, que yo creo que es a lo que aspira cualquiera porque la política municipal es la más bonita.
¿Consideras una plaza dura el Ayuntamiento de Bilbao, donde parece imposible desbancar al PNV?
Bueno, no estés tan seguro… yo ya recuerdo que en 1996, cuando las elecciones de José María Aznar, el Partido Popular ganó en Bilbao, donde hemos sido segunda fuerza durante mucho tiempo. No hay que olvidar que el ciudadano de Bilbao es liberal y muy abierto y, precisamente, el nacionalismo es todo lo contrario; tenemos que mirar un poco hacia afuera, como siempre hemos hecho por nuestro pasado industrial y marinero. Yo siempre digo que soy de Bilbao, luego de Euskadi, luego de España y de Europa… porque una cosa no tiene que ser excluyente de las otras y yo estoy muy orgullosa de ser todo eso; porque tú quieras poner lo tuyo por delante no tienes por qué fastidiar al de al lado.
¿Qué consideras que es lo más bonito de la política municipal?
La inmediatez. Yo viví unos años muy difíciles en Derio, en los que no se te acercaba nadie, salvo la gente con la que tenía muchísima relación; luego pasé a Juntas generales que es algo muy desconocido para la gente, pero como concejal de Bilbao todo el mundo te ve como una persona cercana, te cuenta todos sus problemas y le dan a ese trabajo una vida que, en otros puestos se pierde, y eso es algo muy bonito. Al final es imposible conocer todo, pero es más sencillo que, por ejemplo, cuando estaba en Juntas generales porque puedes moverte de un lado a otro y buscar de manera rápida una solución dentro de tus posibilidades, teniendo en cuenta el margen que tenemos al estar en la oposición. Pero cualquier cosa que puedas hacer en este sentido es muy gratificante.
En los últimos tiempos, constantemente vemos los casos de corrupción que se producen a diario y que afectan, principalmente, a los políticos, ¿entiendes que, ante estas situaciones, la gente muestre un cierto desapego hacia la política?
Ante todo eso, la imagen que la gente puede percibir del político es la de esa persona que está ahí sentado y forrándose y está claro que se han hecho muchas cosas mal y en mi partido los primeros. Mientras aquí vivíamos con escolta y nos decían que éramos el orgullo del partido, mira lo que estaban haciendo otros… pero si por algo podemos tener la conciencia tranquila en el PP vasco, es por toda esa gente que ha estado sin cobrar nada en ayuntamientos de pueblos pequeños y te aseguro que aquí nadie se ha hecho millonario con esto. Yo soy la primera a la que esa parte de la política le da mucho asco pero, a pesar de todo, yo creo que, con todos los cargos políticos que hay, la gran mayoría están para ofrecer un servicio público y para ayudar a la gente. Cuando consigues contribuir a una pequeña mejora para los ciudadanos de Bilbao es un orgullo y eso es lo que dignifica esta profesión.
¿Cuáles son las prioridades de vuestro grupo para lo que queda de legislatura?
Uno de nuestros puntos fuertes ha sido la seguridad; hemos recibido muchas críticas pero, al final, se ha visto que no estábamos tan equivocados con todos los tristes sucesos de diciembre del año pasado, que han desembocado en el pacto de seguridad que, yo creo que ha sido un triunfo del consenso en el ayuntamiento, pero que no deja de ser más que una declaración de intenciones que no sirve de nada si no se ponen las medidas para que el proceso siga adelante y la situación de Bilbao sea mejor. También es importante para nosotros que el dinero esté en el bolsillo de los ciudadanos para que eso revierta en la mejora de los servicios y pensamos que subir impuestos nunca es una solución en una situación de crisis; la accesibilidad también es fundamental en una ciudad como Bilbao, porque la población envejece y hay que avanzar por ahí atrayendo nueva industria que genere trabajo para que nuestros jóvenes no se vayan fuera.
¿Crees que, tal y como afirman algunos grupos de la oposición, existe una brecha entre los barrios y el centro de la ciudad?
Nosotros creemos que todo Bilbao son barrios incluido el centro, que son dos barrios con su singularidad propia. Lo que no se puede es generar ese enfrentamiento diciendo eso de que “en el centro viven los ricos” cuando en el centro hay muchas viudas con casas heredadas y no por eso quiere decir que naden en la abundancia. El centro, además, tiene muchas carencias y muy pocos equipamientos de barrio porque, por ejemplo, sólo tiene un centro de distrito y, hasta que se creó la Alhóndiga, tampoco había polideportivos. Yo creo que no es cuestión de enfrentar a unos con otros, sino tratar de ver qué necesidades puede tener cada uno y trabajar conjuntamente para solucionarlo.
Para terminar, ¿qué crees que es lo mejor que tenemos en nuestros barrios?
A mí una cosa que me da muy buen rollo de Santutxu es que son gente muy orgullosa de su barrio y no quieren irse de aquí, algo que es muy bueno a pesar de la alta densidad de población que hay. La llegada del metro ha hecho mucho bien y creo que hay mucho comercio y mucha asociación que se mueve por la gente del barrio, algo que se puede extender también a Otxarkoaga o Txurdinaga… son zonas que tienen mucha vida.
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