Fiel al equipo de su barrio
Joseba Lobato lleva toda una vida vinculado al Santutxu F.C. Esta temporada se ha reincorporado al cuerpo técnico dirigido por Marquitos después de haber estado un tiempo fuera del equipo para formarse como entrenador. Buen conocedor del fútbol bizkaino, Joseba aporta al conjunto ese plus de experiencia y, sobre todo, de fidelidad a los colores del equipo de su barrio.
¿Cómo empiezas en el Santutxu?
Yo empecé en lo que antes era la categoría infantil, con unos 12 años. Antes nos gustaba mucho estar todo el día con el balón y, como mis aitas conocían a Mitxelo, hice una prueba en el Santutxu y ahí empecé. Estuve 7 años, hasta los 20, que fui al Sestao con Jon Solaun y volví al cabo de unos años después de haber jugado en otros equipos.
Volviste, además, en una época muy buena para el equipo ¿no?
Bueno, no tanto… porque justo cuando volví nos coincidió un año complicado porque fue el tránsito de jugar en arena a jugar en hierba artificial en Maiona, por lo que tuvimos que jugar fuera de casa prácticamente toda la temporada, por lo que no pudimos centrarnos y aquel año no fue bien en lo deportivo. Pero la siguiente sí que conseguimos con Marquitos el ascenso. A partir de ahí ya lo dejé como jugador, aunque he vuelto como entrenador en diversas etapas.
¿Ya entrenabas cuando jugabas?
Sí, alguna vez compaginaba las dos cosas y estuve entrenando algún equipo de chavalitos. Y después, cuando dejé de jugar, estuve dos años con un equipo y, posteriormente estuve cinco años ayudando a Marquitos, aunque lo dejé un tiempo mientras sacaba los carnets de entrenador profesional porque es difícil compaginar familia, trabajo y hobby. Este año he vuelto al equipo como segundo y la verdad es que estoy muy contento porque me gusta mucho estar en contacto con los chavales, porque se crean vínculos muy especiales con ellos.
¿Es más difícil jugar o entrenar?
Entrenar. Al final, cuando juegas, sí que tienes un compromiso con el equipo, pero desde un punto de vista individual. Ahora lo ves desde el punto de vista del grupo y tienes que tomar decisiones por mucha gente; en ocasiones pesa mucho el no perjudicar a los chavales pero hay que poner el bien común por delante de aspectos individuales, y son decisiones muy complicadas.
Supongo que también es importante tener dentro del club ejemplos de gente con tanta experiencia como Mitxelo o Mariano…
Eso es. Además, son gente muy generosa, en el sentido de que están ahí siempre para ayudarte y aconsejarte cuando tienes alguna duda. En este mundo, a veces te encuentras gente más egoísta, pero en el Santutxu abunda la gente generosa.
¿Qué tiene el Santutxu que no tienen otros clubs?
A decir verdad, en general en Bizkaia, las casetas son muy buenas porque no es como, por ejemplo, en Levante o Andalucía, donde hay más rivalidad porque prima el aspecto económico que, en cambio en Bizkaia es muy secundario. En Santutxu partes de una inferioridad de instalaciones y medios respecto a otros equipos, pero en cambio se refuerza el aspecto de cohesión en el grupo porque, al final, hay que sacar las cosas adelante, y el esfuerzo de toda la gente que trabaja para ello une bastante.
En ese sentido, en el Santutxu hay muchos ejemplos de gente implicada con el club que se dedica a entrenar después de haber jugado en el equipo…
Sí, aquí hay mucha implicación y compromiso y eso es algo que deja un poso… ahí tienes el ejemplo de Ibai, entrenando a un equipo de cadetes mientras estaba en el Athletic; son referentes importantes porque Mitxelo, por ejemplo, es el presidente, pero también le ves entrenando a los chavales. Aquí la gente se implica porque ves que todo el mundo lo hace y que hay que tirar para que esto siga.
Me hablabas de que tú viviste el tránsito de la arena a la hierba en Maiona. ¿Cómo ha cambiado el fútbol en todos estos años?
Yo creo que, hoy en día, aun teniendo muchos campos y mejores instalaciones, a los chavales les falta el pelín ese de la ilusión; si ahora un chaval empieza con 5 ó 6 años en futbol puede que llegue a los trece años desilusionado. Cuando entré en el Santutxu, llevaba toda la vida jugando en la calle o en el colegio hasta que le dije a mis aitas para hacer una prueba. Ahora es al revés, es el padre el que le mete en la escuela de fútbol y no creo que sea movido por la ilusión del niño, y eso creo que es la mayor diferencia. Hay muy buenas instalaciones que ahora hay que acompañar con buenos formadores para que los chavales no pierdan la ilusión y sigan jugando a futbol. Ningún tiempo pasado fue mejor, sino que son tiempos distintos.
¿Crees que hay una cierta “saturación” desde los medios de comunicación?
Hay mucho adorno porque la información que reciben los chavales está muy “pervertida”, en el sentido de que todo es merchandising; los chavales se cambian las botas cada seis meses porque ha salido el último modelo, y yo me acuerdo que en el Santutxu, cuando subías al mayor, el club, con mucho esfuerzo, te daba un vale para coger unas botas en Santutxu Sport y te comprabas unas Marco para entrenar y para jugar los partidos. Hoy en día les queremos dar tantas cosas que acabamos perjudicándoles.
¿Cuál es el mejor momento que recuerdas en tu carrera en el Santutxu?
Hay muchos, pero recuerdo cuando subí al primer equipo con Juan Carlos Iza y debuté en Tercera división y metí un gol contra el Real Unión y me fui a abrazar con mis compañeros del juvenil que habían ido a verme. Más que por el gol es un recuerdo muy bonito porque aquellos compañeros son todavía hoy en día mi cuadrilla: Gerardo, Fotxa, Alberto Meabe, Tito, Jorge…
¿Y el peor momento?
Cada vez que se ha lesionado algún compañero, bien como jugador o como entrenador, da mucha rabia y duele. También fue duro el año que descendimos, porque había muy buenos jugadores pero las circunstancias no eran las mejores. Me dolió también porque en la directiva había gente que lo estaba dando todo por el Santutxu.
¿Qué jugador de todos los que has visto pasar por aquí es el que más te ha gustado?
Aquella temporada de Ibai Gómez en división de honor fue espectacular. También me quedo con él porque es un referente y un ejemplo como jugador, como entrenador y como persona por la implicación que tiene con el club. Tal vez es injusto quedarse sólo con uno, porque por aquí ha pasado gente muy buena y a los que, quizá, les faltó ese “puntito” para llegar arriba. Pero, como te digo, me quedo con Ibai porque es todo un ejemplo.
Cien años, ¿cuál crees que es la clave para llegar a cumplir un siglo como club?
No lo sé pero, seguramente, esa generosidad de la que te hablaba antes. Yo lo veo en mi cuerpo técnico y en toda la directiva que mete un montón de horas por el equipo. Ahora, por ejemplo, voy a Maiona y veo en la puerta a Juantxu, que es un tío que, ya cuando yo estaba en juveniles, me llevaba en coche… ese es el secreto: la generosidad y la implicación de mucha gente anónima que hacen que continúe el club haciendo una función muy importante para el barrio y eso es una cosa que tiene que seguir, por lo menos otros 100 años… aunque nosotros no lo vayamos a ver (risas).
¿Objetivo para esta temporada?
El objetivo, como siempre, es intentar que el Santutxu esté otro año más en Tercera y asentar algún chaval del juvenil porque a mí me hace mucha ilusión que debuten en el primer equipo jugadores que llevan tantos años con nosotros. De momento, parece que la temporada ha empezado bastante bien.
Campeonato de mus Centenario Santutxu F.C.
El pasado mes tuvo lugar el campeonato de mus celebrado por el Santutxu F.C. con motivo de su centenario. El torneo se celebró en cuatro bares (Jofer, Idoia, Muñoa y Batzoki), y tomaron parte ocho parejas de cada local. La final se celebró el 26 de Noviembre entre Poli y Javi, representantes del Batzoki y Javi y Manolo, del bar Muñoa y que finalmente resultaron campeones. A la entrega de premios, celebrada en el bar Muñoa, y donde se repartieron las txapelas para los campeones, aparte de otros premios como carnets del Santutxu F.C. o invitaciones VIP para San Mamés, acudieron miembros de la comisión como Javier Arigita, Pedro Portillo y Andoni Baz.
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