Tradición e innovación
La Salve inauguró en Bolueta su fábrica hace unos tres meses. Cuando hace unos cuatro años Jon y Eduardo recuperaron la histórica marca cervecera bilbaína, muy pocos imaginaban el crecimiento que iban a tener, ya que en muy poco tiempo han conseguido posicionarse como una de las marcas cerveceras de referencia a nivel estatal. Con un pie bien asentado en el pasado, manteniendo la tradición de la marca, pero con el otro puesto en el futuro y la innovación, el caso de estos dos empresarios debería servir de ejemplo e inspiración para todos los emprendedores.
Cuéntanos cómo fueron los comienzos de este proyecto de recuperación de la marca La Salve
Esto empieza hace cuatro años y medio, con dos amigos que se conocen desde la infancia que somos Eduardo y yo, y empieza porque hay una oportunidad en el mercado y porque, por nuestra actividad profesional anterior, tenemos ciertos conocimientos del mundo de la alimentación. También vemos que en la categoría de la cerveza, que hoy en día tiene un impacto importante, hay una marca con historia en Euskadi como es La Salve, que hasta 1978 estuvo funcionando como cervecera de Bilbao, llegando a vender medio millón de litros en los 60.
¿Tuvisteis que hablar con los dueños de la marca?
Cuando nos pusimos a trabajar en esto, la idea era recuperar una marca histórica, no sólo el logo o la imagen, sino también las recetas y la esencia, y por eso nos pusimos en contacto con la familia que fue dueña de la fábrica. Su respuesta fue magnífica y, entre ellos, incluso formaron una sociedad y ahora son pequeños inversores de La Salve y, de hecho, a uno de ellos, Gorka Pérez Yarza, le nombramos consejero de la empresa porque nos parecía fundamental seguir manteniendo esa esencia familiar.
Supongo que los inicios serían duros siendo tan poca gente…
Nos pusimos a navegar llevando nosotros las cajas prácticamente una a una y trabajando puerta a puerta porque, como tú dices, estábamos muy pocos. Ahora hay ocho personas trabajando y la cerveza es una categoría en la que hay muchos trabajos indirectos, ya que ahora mismo, con el volumen que movemos, estarán trabajando más de 25 personas de forma indirecta para la empresa.
¿Cuál crees que ha sido la clave para explicar el espectacular crecimiento de la marca en tan poco tiempo?
En estos tres años y medio el salto que se ha producido en las ventas, en la notoriedad y posicionamiento de la marca ha sido muy relevante, y hoy creo que somos una marca muy querida e incluso hemos puesto esta fábrica en marcha. Lo que hemos hecho bien es estar siempre en la calle, ha habido mucho trabajo de conocer al cliente, de innovar haciendo cosas diferentes y de involucrar a la sociedad, vinculando la marca con actividades culturales y con eventos de todo tipo, y la realidad es que hoy La Salve ya se vende en 22 provincias. Al final es fundamental que una marca se proyecte al futuro con modernidad e innovación y, según los estudios, La Salve hoy es reconocida por ser una marca cercana, de calidad y moderna.
También dais mucha importancia a hacer una cerveza “de aquí”…
Sí. Lo que pretendemos es desarrollar el proyecto de cerveza Kilómetro cero y por eso llegamos a un acuerdo hace un año con Intermalta, por el que todas las cervezas las hacemos con cebada de Álava y también estamos plantando lúpulo allí.
¿Qué importancia tuvo la colaboración con un gran grupo cervecero a nivel estatal?
En España, más del 99% de la cerveza que se consume está en manos de cinco grandes empresas, y tres de estos grupos se acercaron a nosotros para interesarse en saber quiénes éramos. De aquellas conversaciones surgió la alianza con un gran grupo cervecero como es Mahou-San Miguel, vendiéndole una pequeña parte de la sociedad con una contraprestación muy importante que era estar cerca de un gran grupo con una filosofía parecida a la nuestra: una empresa familiar con unos valores definidos muy interesantes y alineados con lo que La Salve es. Es una manera de desarrollar la marca siendo pequeños, pero actuando como grandes en el mercado, y eso también nos ha permitido tener una potencia de desarrollo, tanto comercial como técnico, muy importante para llevar a cabo nuestros proyectos.
Me imagino que, de todas formas, tener un grupo potente detrás, de nada sirve si no hay calidad ¿no?
Nosotros, si de algo estamos seguros, es de que muy poca gente puede hablar mal de la calidad de nuestras cervezas, porque nos preocupamos muchísimo por que las cervezas que ponemos en el mercado sean de altísima calidad. De hecho, nuestra lager fue premiada en el Barcelona beer festival con la medalla de oro a la mejor lager internacional entre 800 cervezas de 25 países y este año nos han premiado también por nuestra cerveza negra. Esa es nuestra obsesión: hacer productos de calidad con ese poso de historia que tiene La Salve, que ha hecho que ese diamante que era la marca que estaba dormida, se haya ido puliendo a través de la innovación, lo que ha hecho que, hoy en día, tenga una categoría preferente en el estado en el sector de las cervezas.
¿Cuándo decidís poner en marcha esta fábrica de Bolueta?
La verdad es que teníamos muchas ganas de poner en marcha este proyecto porque queríamos tener una fábrica que fuera referente a nivel de poder hacer cervezas de altísima calidad. Esto ha costado unos dos millones de euros, invertidos en alta tecnología y sistemas que nos permiten no tocar la cerveza en ninguno de los procesos hasta que está envasada y con un sistema totalmente automático de limpieza… Al final tenemos una fábrica que, como te digo, queremos que sea un referente y que, de alguna manera, viene a completar el proyecto porque empezamos ya hemos empezado a traer una parte importante de la producción. El año pasado con marca de La Salve vendimos un millón y medio de litros y este año rondaremos los tres millones, unas cantidades que nos hacen ser los más pequeños entre los grandes pero los más grandes entre los pequeños.
Para finalizar, ¿cuáles son los proyectos de La Salve a corto-medio plazo?
Nosotros somos muy de Bilbao y de Euskadi y, para nosotros, la generación de valores está en hacer productos de calidad y cercanos, haciendo cervezas que tengan un toque diferente. Hoy en día hay un movimiento emergente en la categoría de la cerveza en el que nosotros queremos actuar, de alguna manera, como una palanca generadora de valor, haciendo cervezas un poco especiales, como puede ser nuestra tostada, la original, una german ale, una APA…queremos que La Salve sea capaz de mover al consumidor a probar cosas diferentes porque ya hay una marca detrás que está ofreciendo calidad en productos más básicos. El futuro pasa por ahí, por sacar al consumidor del letargo en el que lleva tiempo porque había una concentración de marcas.
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