Bene Marijuan. Ex masajista del Santutxu F.C.
El alma y el corazón del club
Si hay una persona que ha dejado huella en nuestro club ese es Bene, un tipo querido por todos y que ha dado más de media vida por el Santutxu. Protagonista en la sombra de los mejores momentos de la historia del club, Bene siempre ha estado allí para ayudar a todos los que pasaban por sus manos y ejerciendo, ya no sólo como masajista, sino casi como confesor o psicólogo de los chavales que veían en él un padre futbolístico. A lo largo de su carrera, este veterano masajista también colaboró con el Athletic y ha visto crecer a muchos de los grandes jugadores que hemos visto llegar a jugar en el primer equipo. Un placer poder charlar con una persona tan entrañable como Bene, todo alma y corazón en la caseta… y fuera de ella.
¿Cómo empiezas en el mundo del fútbol?
Yo llevo viviendo toda mi vida, 81 años, en Lutxana. En 1955 fui fundador del juvenil de Lutxana y, con el primer equipo,en la temporada 68-69 quedamos segundos, pero subimos porque el Balmaseda, que había quedado primero, no quiso subir. En aquel momento, yo hacía de todo porque, aunque era el vicepresidente, también hacía de delegado, utillero…y ahí me entró el gusanillo de ser masajista, me empecé a interesar por todo aquello, compré algunos libros, hice algún cursoy lo cogí como hobby porque, aunque lo compaginara con el fútbol, nunca dejé de trabajar en la fábrica.
¿Cuándo decides ir al Santutxu?
Después de ese ascenso, Félix Orive era el míster del Lutxana y se marcha al Santutxu y me llama para decirme que fuera allí, y que tenía que salir de Lutxana para ver si valía o no. Cuando lo dije en casa, mi mujer me decía que estaba loco, pero ella era la Virgen de Begoña porque fue quien me permitió hacer todo lo que he hecho en el fútbol. En Santutxu me presenté a la semana de dejar el Lutxana; Carlos Abasolo estaba con un esguince terrible y jugábamos en Ermua, le vendé bien, jugó y ganamos el partido. Aquel día, los jugadores ya me habían preparado la prima por si el Santutxu no me daba nada;ese detalle me llegó porque no llevaba ni una semana en el equipo y allí me quedé porque vi que era como una familia.
¿Cuánto tiempo estuviste en el equipo?
Pues más de 40 años. Cuando me pusieron a relevos en la fábrica iba a dejar el Santutxu porque no podía ir todas las semanas, pero Juanjo Campa, que es muy amigo mío, me dijo que no lo dejara y que él me atendía a los chavales cuando yo no pudiera. Estaba allí desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche. Aparte también estuve diez años en el Athletic haciendo los torneos con Mitxelo, Txirri, Kike Liñero… e incluso en el Barakaldo.
¿Qué crees que diferencia al Santutxu de otros equipos?
Sobre todo, que siempre ha sido como una familia. Nosotros nos íbamos a La Bodeguilla los viernes a merendar y mucha culpa de que esto fuera una piña la tuve yo que estaba en la caseta con ellos. Mariano y yo estuvimos 17 años juntos hasta que se fue al Zalla, éramos como hermanos e incluso me pedía consejo para las alineaciones. Hicimos un tándem muy bueno en el que hemos vivido momentos muy bonitos gracias también a Fernando Grijalva, por eso me dolieron mucho las críticas que tuvo en una época, porque él fue el alma del club y dio mucho por el Santutxu. A mí me han ofrecido mucho dinero por irme a otros equipos y no me he movido nunca porque conmigo se han portado muy bien en momentos que lo he necesitado, comocuando no podía ir a causa de una operación, de la que me pagaron la mitad,y aun así, me siguieron dando las primas… ahí sí que dije “esta es mi casa”.
¿Cuál es el mejor momento que recuerdas con el Santutxu?
Ha habido muchos, pero el primer ascenso fue muy bonito después de años duros en los que estuvimos sufriendo y en los que se criticó mucho a Mariano; luego hubo otra época muy buena cuando Juan Carlos Iza, que estaba en el juvenil, subió al primer equipo porque yo se lo recomendé a Txema y aquel año llegamos incluso a jugar la copa. Pero, como te digo, yo he vivido momentos muy bonitos en el equipo porque he sido como un padre para los chavales, que venían casi a “confesarse” conmigo. Aparte, como también veía muchos partidos, ejercía de ojeador ya que, por ejemplo, yo fui el que dije al Santutxu que trajeran a Mitxelo después de verle jugar en el Larramendiy también negocié sueldos y fichajes de otros chavales, como cuando conseguí que Jon Solaun o Joseba Lobato fueran al Sestao, por ejemplo.
¿Y algún momento duro?
Sobre todo, cuando estuvimos a punto de bajar antes del ascenso y la gente se metía con Mariano, eso me dolía mucho y por eso, cuando subimos fue una alegría inmensa.
¿Cuál es el mejor jugador que has visto en los años que has estado metido en este mundillo?
De los mejores que he visto, igual me quedo con AnderIturraspe y con Llorente a los que conocí de niños. En el Santutxu he visto muchos, había un tal Fernando Pinedo que, con 16 años, jugaba en tercera y que tenía una calidad y una clase de la hostia, y también uno al que llamábamos “el Linterna”, y luego también Ibai, que era fino como su aita… pero ha habido chavales muy buenos en este equipo.
¿Crees que ha cambiado mucho el fútbol desde aquellos años?
Muchísimo, tanto que hoy yo no podría ni ser masajista, ni directivo, ni nada, porque veo que se ha perdido todo el respeto por parte de los chavales.
¿Cuál piensas que es la clave para aguantar 100 años?
Es muy difícil, pero la clave para aguantar es el trabajo, la honradez y el sacrificio de mucha gente. No sé qué pasará el día que Mitxelo lo deje, pero esto es un milagro de un hombre y un grupo de saber aprovechar muy bien lo que tiene.
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